TW
0

Imagino que cuando usted lea esto, ya habrá puesto su hora como de be ser. Si no lo ha hecho, que también es muy probable, hágalo. Pero hágalo sin prisas, sosegadamente... ¿Que está desayunando y ahora acaba de darse cuenta?, siga, siga con su desayuno, no se ponga nervioso entre otras cosas, porque el mundo seguirá girando sin usted y la madalena peligra de caer en su taza y dejarle la camisa hecha unos zorros. A ver, analicemos esta nueva situación, que no lo es, es más bien repetitiva año tras año por esta época. Usted sabe tan bien como yo que el cambio horario se implanta por varios motivos y no sólo por el supuesto ahorro energético. Tres días antes ya se le está bombardeando con lo de las puñeteras manecillas del reloj y como usted es un tipo metódico y obediente ante las voces y sugerencias que le llegan del "más allá", no pega ojo repitiéndose a sí mismo una y mil veces: "que no se me olvide, que no se me pase"! Es lo que los entendidos llaman "gimnasia mental". Y dígame, ¿lo ha tenido claro desde un principio?, ¿era adelantarlas o atrasarlas?, porque ésta es otra y ¿en Canarias que hora será?, ¿una más o una menos?. Pero todas estas cosillas nos pasan porque somos responsables. Al pasota le importa un pepino si se adelantan o se atrasan las manecillas del reloj y si tiene que ponerlas en hora cuando toca. El pasota las pone en hora cuando le pasa por el forro entre otras cosas porque muy probablemente, en ese momento, estaba de juerga y se retiró de madrugada con un pedo de pronóstico vamos, que estaba como para darle a la manecilla. Y los chavales, ¿será cierto eso del trauma que pillan debido al cambio de hora? Tal vez hace un montón de años sí, pero ahora los que pillan traumas son sus padres y no únicamente debido al reajuste horario. Nada, que el cambio de horario se ha ido de ligue con la primavera y como resulta que dicen que la sangre altera, el personal está pero que muy sensible. Ya lo estaba antes, pero ahora un pelín más.