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La ronda de consultas que el Rey llevará a cabo hoy y mañana concluirá con la designación de Pedro Sánchez como candidato a la investidura. Al mismo tiempo, se abre un periodo de incertidumbre con una fecha límite, el 27 de noviembre, para que el presidente del Gobierno en funciones consiga su objetivo. En caso contrario, habrá que acudir de nuevo a las urnas. Tanto de La Moncloa como desde el PSOE advierten que queda mucha negociación por delante, acentuada por la tensión que provocan los condicionantes de Junts y ERC.

Ambas formaciones exigen que, para votar a favor de la investidura de Sánchez, debe existir un compromiso claro de convocar un referéndum. Sánchez necesita tiempo para hacer realidad el convencimiento de que volverá a encabezar un Gobierno progresista, porque, ahora mismo, no tiene cerrados los votos necesarios para lograr su objetivo. Los dos escollos a superar consisten en la amnistía a los encausados y condenados por el ‘procés’ independendista de Catalunya, y la celebración de un referéndum. Ambas propuestas son rechazadas por el PSOE. En el caso de la amnistía la oposición socialista ha sido frontal. La designación de Pedro Sánchez como candidato pondrá a prueba la capacidad de entendimiento    de varias formaciones y, sobre todo, de que se entienda el sentido y por qué de los pactos.