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En esta legislatura del Govern del Pacte serán siete los nuevos impuestos anunciados, todos ellos destinados a gravar actividades con impacto sobre el medio ambiente, que no se llegarán a crear ni a aplicar. En una economía cada vez más abierta, la política fiscal tiene una incidencia directa sobre la competitividad y con mayor impacto en una región insular como es Balears.

El Pacte incumple sus anuncios cuando no logra aprobar un paquete tributario que debía gravar el alquiler de vehículos, los grandes tendidos eléctricos y la contaminación provocada por el tráfico aéreo. En cambio, ha aplicado la polémica ecotasa. El resto de grandes impuestos medioambientales deberá esperar por las dificultades que entraña sortear las normativas estatales y europeas, con ámbitos competenciales delimitados. Lo ocurrido en esta legislatura debe servir de lección. Las promesas fáciles, por demagógicas o populistas, tienen corto recorrido y acarrean un elevado coste político. Anunciar tributos medioambientales asegura aplauso inmediato, pero es una irresponsabilidad hacerlo si no cuenta con estudios serios sobre su viabilidad. Los compromisos políticos han de cumplirse y evitar que se transformen en meros reclamos publicitarios.