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La conmemoración del aniversario de la Constitución Española de 1978 volvió a reabrir el debate sobre la revisión del texto aprobado hace 38 años; un debate con distintas voces, que surgen desde diferentes ámbitos, con un objetivo común: la adaptación de la Carta Magna a una sociedad que ha evolucionado durante este periodo, con otros perfiles, características e inquietudes de la España que salía del franquismo y afrontaba la aventura de la Transición.

La presidenta del Consell, Maite Salord, aludió a la «realidad lejana» de 1978 y manifestó que «la sociedad ha cambiado, y no puede regirse por un marco jurídico que todavía responde a una fotografía del país en blanco y negro». El director insular de la Administración del Estado, Javier López-Cerón, advirtió que «existen contenidos que materialmente han de considerarse irreformables, aunque nuestra Constitución no recoge este tipo de cláusulas expresas», y se refirió a la indisolubilidad de la nación española. La reforma de la Constitución de 1978, una de las que mayor duración ha tenido en una España de asonadas, es un tema capital que debe abordarse desde el diálogo, la serenidad y la voluntad de pacto.