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El sector comercio se halla inmerso en un cambio copernicano por el impacto de las ventas a través de internet sobre los hábitos y las tradicional relación del cliente con las tiendas. La red de redes abre las puertas a la globalización y permite acceder a cualquier producto. El comercio local arranca la campaña de Navidad con recelo y escepticismo tras el desánimo provocado por la temporada turística, porque los récords en la afluencia de visitantes -tanto en los alojamientos hoteleros como en las viviendas vacacionales- no se han traducido en un incremento de las ventas.

En este momento de grandes cambios, los establecimientos locales deben reinventarse, apostar por la especialización y, al mismo tiempo, aprovechar todas las oportunidades que ofrece internet para la comercialización. La estacionalidad de la temporada turística marca y condiciona decisivamente la actividad comercial en una isla cuya economía depende del sector servicios. Resistir durante el invierno no es fácil. Por ello, hay que aplaudir iniciativas como la feria de novedades de Menorca (Menova) y el gancho del black friday. Los cambios no han terminado y el comercio deberá adaptarse.