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La situación de provisionalidad del Gobierno, que se ha prolongado durante más de 300 días, se ha resuelto con la segunda investidura de Mariano Rajoy gracias al voto a favor de los diputados del PP, Ciudadanos y Coalición Canaria. Y también con la abstención de 68 diputados del PSOE, formación que ha quedado fracturada. El Partido Socialista no ha conseguido ofrecer una imagen de unidad, como pretendía la gestora que ahora lo dirige.

Quince diputados del Grupo Socialista, entre ellos Pere Joan Pons y Sofía Hernanz, de Balears, rompieron la disciplina de voto y se mantuvieron en el 'no es no' propugnado por Pedro Sánchez, quien ha renunciado al escaño y se postular para volver a liderar al PSOE.

El primer gran reto de Rajoy consiste en la formación del nuevo Gobierno que debe ganar credibilidad con un talante negociador y dialogante si quiere garantizar un mínimo recorrido a esta legislatura, porque el PP se halla en situación de minoría parlamentaria. Ciudadanos y el PSOE ya se lo han recordado al presidente del Gobierno. España deja de tener un Ejecutivo en funciones, lo que garantiza la estabilidad institucional. La clave de la nueva etapa política que arrancará el viernes, con la toma de posesión del nuevo Gobierno del PP, reside en el diálogo y la capacidad de acuerdo del PP con otras formaciones.