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Con el nombramiento de Francesc Conesa Ferrer, que al mediodía de ayer se dio a conocer simultáneamente en Roma, Ciutadella y Orihuela, se cierra la etapa de sede vacante en la que se hallaba la diócesis de Menorca desde septiembre del año pasado. El hasta entonces titular de la sede episcopal de Severo, Salvador Giménez, tomó posesión como obispo de Lleida y la Iglesia menorquina está regida por Gerard Villalonga, administrador diocesano designado por el Colegio de Consultores.

A principios de enero la Catedral de Ciutadella acogerá la ordenación episcopal de Francesc Conesa, que se convertirá en el pastor de la diócesis y al que le corresponderá impulsar, liderar y dinamizar las actividades y el servicio de la Iglesia local. En sus primer mensaje a los fieles de Menorca, el nuevo prelado, que ha ejercido durante 16 años como vicario general, y ha combinado la docencia con la actividad pastoral, anuncia que «tendremos que ser Iglesia con las puertas abiertas a todos, atenta a todas las pesonas y, muy especialmente, a los más necesitados». En enero arrancará una nueva etapa de tradición viva, abierta, integradora y misionera para toda la Iglesia menorquin.