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E l presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha declinado «de momento» someterse a la sesión de investidura «porque –ha afirmado- no tiene ningún sentido que prepare el discurso de investidura mientras otros están negociando un futuro Gobierno». Rajoy es consciente de que hoy carece de una mayoría suficiente que respalde su reelección, aún cuando, advirtió, volverá a presentarse, lo que se producirá si no es investido otro candidato.

Ahora el rey Felipe VI debe iniciar una nueva ronda de contactos que concluirá, previsiblemente, con el encargo de formar gobierno al líder del PSOE, Pedro Sánchez, sobre quien recae ahora toda la presión para evitar la convocatoria de nuevas elecciones generales.

La inesperada renuncia de Rajoy se produce poco después de haber ofrecido Pablo Iglesias un acuerdo a un PSOE que pilló con el pie cambiado para formar un Ejecutivo en el que Iglesias desempeñaría la vicepresidencia y contaría con cuatro ministros. El candidato socialista tiene por delante la ardua tarea de superar las reticencias y discrepancias entre PSOE y Podemos y al mismo obtener la confianza de los dirigentes socialistas, barones y presidentes autonómicos para lograr un acuerdo que no quiebre a su partido y sea asumido por los grupos independentistas. No será fácil.