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Una vez más deseo recordar a los que padecieron el sitio y saqueo de Mahón en 1535, al tiempo que añadir algunos datos, abreviados, de historia.

El núcleo de algunos problemas se ha hallado, casi siempre, en principuio, en una serie de eslabones de una larga cadena en la que entraban, en relación entre Oriente y Occidente, tres elemento fundamentales, y otros secundarios: el comercio, el poder, y las ideas mítico-religiosas.

El comercio de productos de Oriente hacia Occidente, generadores de bienestar (en casos hasta necesarios para la supervivencia) y de riqueza. Ambos, vendedores, intermediarios y compradores, se necesitaban y necesitan.

El control de los puestos de paso, mediante el poder, y hacerse con ellos para poder pasar libremente, o pactar unas tasas convenidas con los que controlaban, que les permitieran circular.

La ideas mítico-religiosas, llenas de simbolismos, existentes para dar respuesta a interrogantes y temores a partir de las cuales surgieron múltiples creencias locales y luego únicas, universales, que a veces convivían y a veces querían ser impuestas. Una de las zonas de mayor importancia de la antigüedad fue Asia Menor y, concretamente, la península de Anatolia, actual Turquía. En su perímetro y alrededores se desarrollanron imperios como el hitita, persa, sirio, babilónico; esta zona, y alrededores, fue conquistada por los griegos y posteriormente Roma, para poder circular libremente; ya desterrado el politeísmo oficial, dio paso al imperio Bizantino. Los imperios pasan. Los imperialismos hoy son anacrónicos.

No lejos de este radio habitaban tribus que practicaban el chamanismo, totemismo...

Abu'l Kasim, llamado Mahoma o profeta, un árabe de La Meca de Arabia, fue el que recibió la inspirción del Corán, o libro sagrado, palabra que significa recitación. No hay que negarle su mérito pues hizo pasar, a las gentes de Arabia, del politeísmo al monoteísmo. En Arabia, en el siglo VII de nuestra era vivían, dispersas, tribus nómadas de beduinos, que eran pastores y, en las ciudades, gentes ricas que comerciaban, dueños de las caravanas y las tierras: artesanos y esclavos. Los árabes eran de raza semítica, emparentados con los fenicios: su lengua provenía del mismo tronco que el arameo y decían eran descendientes de Ismael. El Islam significa sumisión completa con respecto a Alá, un único Dios. Los musulmanes o islamitas, son creyentes que se dicen sometidos a Alá. Mahoma, había viajado y conocía el judaísmo y el cristianismo. Tuvo varis esposas. La primera, una viuda propietarias de camellos, muy rica, y mayor que él. Mahoma murió el año 632. Cuatro fueron los llamados califas jefes político religiosos ortodoxos. A partir del primero, el Islam (632-634) se expandió por Arabia. El segundo, luchó contra el Imperio Bizantino y Persia, tomó Siria, Palestina, Egipto y Mesopotamia (murió asesinado por un esclavo). El tercero confiscó los tesoros de los lugares que habían sido conquistados (644-656); mandó realizar una nueva redacción del Corán respetando el fondo, en base a unos relatos literarios simbólicos, mítico-religiosos y algo más, de elevada ispiración, aunó lo civil con lo religioso, en el fondo, para tenerlo todo bajo control y con el objetivo de implantar un Islam universal en base a la simisión de Alá y controlar civilmente, todos los aspectos, al tiempo que redactaba la Sunna. Parece ser hizo desaparecer los textos anteriores si es que estaban ya escritos.

Descendientes de éste fueron los llamados sunitas, y los de Alí, primo de Mahoma, cuarto califa, los chiítas.

A partir de ahí empieza la dinastía de los Omeya.

Entre 711 y 726 tomaron la Península Ibérica y se adentraron más allá de los Pirineos.

Por otro lado, Omán I, segundo sucesor de Mahoma el que había conquistado Siria, Persia y Egipto había limitado la libre circulación de personas y mercancías, e impuesto las nuevas creencias expuestas en el Corán en territorios entonces cristianos. Lugares que conquistaban, lugares que pasaban a ser islámicos y, si no lo eran voluntariamente lo eran por miedo, o estaban obligados a pagar fuertes impuestos. Los fatimíes egipcios, en el año 969, conquistaron Jerusalén y se hizo aún más precario el libre paso para peregrinar a los Santos Lugares y comerciar. En 1041 conquistaron la cidad judía los selyúcidas y entonces destruyeron la basílica del Santo Sepulcro e hicieron imposible el paso.

Reyes y caballeros europeos, secundados por desheredados y hambrento, se dirigieron a reocnquistarla -sin llevar consigo intendencia- alimentándose de lo que buenamente les daban o de lo que cogían por donde pasaban.

Mariana Vinent Cardona
Maó