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Durante algunos años, coincidiendo con el inicio de mi participación en las crónicas centenarias de «Es Diari», en 2011, tuve ocasión de tratar a Lluís Vergés, así como a otros compañeros de redacción del citado rotativo. Las crónicas, por cierto, fueron fundadas por el Padre Macián a finales de los 90.

Ahora, Lluís, persona buena y amable y excelente periodista, acaba de publicar (véase el Menorca de 6 de mayo) un artículo muy interesante refiriéndose al tema de la educación en los colegios. De sus palabras copio unas frases: «Están los que creen que no se debe despreciar el currículo y los métodos tradicionales que se han aplicado toda la vida de adquisición de conocimientos y saberes y quienes abogan por una renovación completa abriendo la escuela a las nuevas y casi mágicas tecnologías que permiten acceder fácilmente a los datos sin necesidad de memorizarlos».

Supone el amigo Vergés, y pienso que supone bien, que debe haber una situación intermedia que combine lo bueno de lo que ofrece cada parte.

Hablando, pues, de las tecnologías, de las nuevas en especial, se da la casualidad de que yo había preparado un artículo de opinión en el que manifestaba, precisamente, mi preocupación ante el uso perverso que con harta frecuencia se hace de las mismas: estafas telefónicas, ventas o contratos fraudulentos a personas mayores, chantajes, difamaciones, extorsiones y una violencia constante y exacerbada en muchos programas de televisión, en películas y seriales, forman parte de este panorama desalentador y funesto que todos padecemos cuando los avances tecnológicos (entre ellos internet y sus derivados) se ponen al servicio de la maldad humana.

Como antídoto a tanta perversión y envilecimiento moral, quiero manifestarme en favor de la bondad humana, en favor de la honestidad, la honradez y la cosa bien hecha. Cuando falla la bondad, tenemos un problema. Por el contrario, cuando la bondad abunda tenemos la solución o, por lo menos, andamos en el buen camino. Y este criterio también es válido, insisto, cuando nos referimos al uso de las nuevas tecnologías.

Aplicándonos ahora al tema concreto de la educación en los colegios, tal como afirma magistralmente Lluís Vergés, «en cualquier caso, al margen de los métodos, siempre deberemos de confiar en los buenos maestros, aquellos que siembran en sus pupilos el interés por continuar aprendiendo y el amor por el conocimiento y el arte por el arte».

Estas palabras me parecen sabias y muy acertadas. Es una suerte poder contar con buenos periodistas, con buenos profesionales, como los tiene, sin lugar a dudas, «Es Diari».