Pone como ejemplo que «una vez un preso recurrió al juez porque le denegaron una muñeca hinchable», y porque los hay que se dedican a presentar una tras otra por cualquier cosa. «Según la ley, es el procedimiento que tienen, dirigirse al juez, pero el nombre, en lugar de queja o denuncia, podría ser solicitud, por ejemplo», añade García.
Destaca el funcionario la estrecha colaboración en las diferentes áreas del centro en las que los funcionarios mantienen un clima de trabajo óptimo, «todos participan y trasmiten información para detectar conflictos y carencias en seguida lo que permite una rápida intervención para solucionarlos». Es por eso, afirma que «han bajado notablemente los conflictos por la buena coordinación que tenemos, y los reclusos están mejor preparados para no reincidir».
El coordinador del TAMPM quiere subrayar el esfuerzo de los funcionarios para que los condenados puedan realizar las medidas alternativas en un aula externa, «pese a las dificultades personales y materiales que tenemos». En este sentido reclama el aumento de plantilla porque «solo somos 90 funcionarios cuando deberíamos ser 120», lo que les obliga «a realizar el trabajo de dos personas muchas ocasiones».
Los funcionarios piden que se les considere agentes de autoridad y que la suya sea catalogada profesión de riesgo, «única forma para tener un mínimo respeto».
Las drogas en prisión
Un problema es el consumo de estupefacientes entre los internos y los conflictos adheridos, indica Pedro García, porque las drogas entran en la prisión. El personal hace un control intenso, en ocasiones con el apoyo de la unidad canina de la Guardia Civil, explica García, «y hemos conseguido reducirlo notablemente, pero este consumo ha existido siempre y existirá debido al perfil de muchos reclusos de esta cárcel».
El apunte
«No hay problemas pero los trámites para salir son muy lentos»
4 comentarios
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... si se la paga él, no veo dónde está el problema... ¿acaso no se proporciona consuelo espiritual a aquellos que solicitan los servicios de un cura?
Pues yo le habría dejado tener un hinchable, pero de aspecto masculino y con protuberancia grande.
...yo a estos les diría, os quejais de esto? queréis aquello?, bueno, pues la otra opción es llevaros de viaje a una cárcel de Marruecos o Colombia. No habría más quejas, lo aseguro.
Claro, el reo pobrecito exigía que le facilitasen una muñeca hinchable para su solaz y distracción... Qué cara más dura. ¿Y por qué no exigen también que les sirvan una vez al mes una buena caldereta de langosta en el menú? Mientras tanto, hace unos días un condenado asesinó a una funcionaria en una prisión de Barcelona, porque gracias a la laxa y ridícula normativa que rige las cárceles, ese sujeto, siendo considerado de alta peligrosidad, había sido recolocado de nuevo en las cocinas, donde naturalmente tenía acceso a todo tipo de cuchillos a su gusto. Esto sólo puede ocurrir en este país. Somos el hazmerreir del mundo. Necesitamos urgentemente un Bukele que ponga orden y cordura en esta pesadilla de país que tenemos, desgobernado por toda la peor escoria que jamás haya visto España desde hace 90 años.