La imagen corresponde al juicio celebrado el 20 de julio, en la Audiencia de Palma | Paula Alonso

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Las prácticas de abusos sexuales sobre su hija menor entre los años 1999 y 2004 han llevado a Manuel Pons Sánchez, menorquín que residía en Inglaterra desde 2004, a recibir una de las mayores condenas que se recuerdan en la Isla. Los magistrados de la sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma le han impuesto una pena de 23 años y 6 meses de prisión por un delito de abuso sexual continuado y otro por haber consumado al menos en una ocasión la penetración vaginal sobre su hija. El fallo se ha aproximado, por tanto, a los 25 años de cárcel que solicitaba el fiscal.

La celebración del juicio el pasado 20 de julio constató la acusación a partir de la declaración aséptica pero reveladora de la que hoy es una joven de 22 años tras haber vivido una experiencia terrible cuando contaba entre 6 y 10 años de edad. Fue víctima de las agresiones sexuales de su padre, al mismo tiempo en que las cometía sobre ella su propio tío, ya fallecido, y posteriormente lo sería de una nueva pareja de su madre.

Fue a raíz de este último abuso saldado con la condena al hombre de 6 años de cárcel, que se descubrió su experiencia anterior durante las sesiones que mantuvo la víctima con la psicóloga del servicio de menores del Consell de Menorca. La niña decidió relatar los hechos ante el temor de que su padre, residente en Inglaterra, regresara para las fiestas de Sant Joan.

La sentencia considera probado que el hombre empleaba violencia física con su hija menor, golpeándola o atándola a la cama para abusar de ella, además de presionarla psicológicamente para que no revelara sus actuaciones y que, al menos en una ocasión, había llegado a penetrarla. La víctima confirmó los hechos en el juicio ante las incisivas preguntas del fiscal sin cebarse con su padre pese a lo sucedido, limitándose a relatar lo que había vivido.

El proceso ha tenido una dilación de 9 años ya que la madre denunció los abusos en junio de 2007 pero el acusado no fue detenido hasta enero de este año al haber quedado aletargado el expediente en el Juzgado de Primera Instancia de Ciutadella por hallarse Pons Sánchez fuera de España y en paradero desconocido. La tramitación del pasaporte en un consulado británico en 2015 permitió su localización y posterior detención por la Interpol en enero de este año. Desde entonces ha permanecido ingresado en el Centro Penitenciario de Menorca.

Los magistrados han rechazado las alegaciones del acusado quien refirió en el juicio que todo se debía a una venganza de la madre por no haberle pagado la manutención de la hija.

Los hechos habían ocurrido en el domicilio que entonces tenía el reo en Ciutadella y, después de trasladarse a vivir a Liverpool, en las ocasiones en las que regresaba a la Isla eventualmente. El padre la llevaba a su casa y los abusos se repetían cuando la niña se quedaba a dormir allí. La niña sufrió un estrés postraumático con trastornos de ansiedad, alimentación y sueño a causa de su terrible experiencia.

El condenado deberá indemnizar a su hija con 25.000 euros y por cada uno de los dos delitos no podrá acudir a Ciutadella durante cuatro años.