El administrador Paco González, enseña la maquinaria a la presidenta del Govern | CAIB

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«Queremos mejorar la parte productiva y tenemos en mente montar un aula divulgativa, al mismo tiempo que la organización de visitas para dar a conocer el oficio», detalla el mariscador Paco González, uno de los responsables de Muscleres González.

Su voluntad está cada vez más cerca de hacerse realidad a la espera de recibir el condicionado y firmar el documento mediante el cual se confirmaría la concesión directa de las parcelas demandadas por parte de Autoridad Portuaria de Balears.

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Visitas en barca

La posibilidad de dar a conocer el producto in situ es uno de los grandes objetivos de Muscleres González. Aunque ni mucho menos pretenden montar un restaurante en La Solana, sí que les gustaría acondicionar una cocina y una pequeña sala para que los visitantes puedan degustar el género capturado. Conscientes del reto que supone la obtención de los permisos necesarios para desarrollar dicha actividad en una zona tan compleja.

Además, la intención es que el público acceda a las instalaciones por vía marítima. «Nuestra idea es contar con una embarcación eléctrica propia y funcionar con grupos reducidos, a la vez que trabajamos en turnos que respeten los horarios de descanso del vecindario», relata Paco, quien también piensa en la adaptación a posibles visitas escolares o por parte de personas con movilidad reducida.

El apunte

La concesión a la marisquera está fijada en un plazo de 23 años

Muscleres González solicitó la otorgación de la concesión por 23 años, un plazo inferior al máximo permitido para este tipo de instalaciones de acuerdo con el Reglamento General de Costas. De esta manera, se tomó la referencia de la subida del nivel del mar prevista para el año 2045, fijada en 28 centímetros.

En esta línea, los administradores de Muscleres González aprovecharon el pasado lunes la visita de la presidenta del Govern, Marga Prohens, y el conseller balear de Agricultura, Joan Simonet, para trasladarles su necesidad de «adecuar» y «hacer más funcionales» las actuales instalaciones de la empresa afincada en S’Altra Banda del puerto de Maó.