José Antonio Fayas al recibir el Premi Ramon Llull. | CAIB

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José Antonio Fayas (Maó, 1938) se sintió fascinado por los puentes y las presas desde muy joven. Le atraía la construcción de obra pública, desde esos grandes proyectos que levantaban carreteras a aquellos que cerraban valles y producían embalses. La idea de cubrir ciertas necesidades de la sociedad mediante la creación de edificaciones fue lo que llevó al mahonés a decantarse por la Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.

Esa carrera se estudiaba en Madrid en una escuela que, en aquellos años, dependía del Ministerio de Obras Públicas. Una vez que se asistía a ese centro, ya se ingresaba en el Cuerpo de Ingenieros. Cursando estos estudios a principios de los 60, Fayas descubrió que le encantaba la geología, pensada desde el punto de vista de obras, como soporte.

De hecho, inició su andadura profesional como ingeniero del Grupo de Geología de la empresa Auxini, pasando a ser ingeniero del Servicio Geológico del Ministerio de Obras Públicas desde 1967 a 1982. El menorquín recuerda este periodo como una etapa muy bonita y satisfactoria. «Entre otros, realizábamos estudios geológicos para mejorar el abastecimiento de agua. La investigación siempre es ilusionante y gratificante, sobre todo cuando resuelves problemas y mejoras las condiciones de la población», explica.

Fayas destaca uno de los trabajos en la zona de Olot, en Girona. «Fue muy curioso porque, tras realizar los sondeos con las máquinas y poder ver la estructura geológica en ese punto, descubrimos el antiguo lecho gravoso de un río debajo de una colada volcánica. El agua salió sin necesidad de bombeo y subía casi dos metros por encima de la boca del pozo. Ese pozo está actualmente en un parque público de la ciudad».

Misma misión y éxito obtuvo con su equipo en un terreno calizo, árido y muy seco del municipio de Godall, Castellón, donde también encontraron agua, para gran satisfacción de los habitantes de la zona. Como igualmente recuerda, una excavación llevada a cabo en una presa zaragozana en la que había una central eléctrica subterránea.

Pozos en Balears

En 1982, José Antonio Fayas dio el salto a las Islas y pasó a ser jefe provincial de Obras Hidráulicas de Balears, un cargo que dependía del Ministerio de Obras Públicas. Tres años después, la competencia pasaría al Govern balear, por lo que el mahonés se convertiría en jefe del Servei Hidràulic de Balears hasta 1992.

«Nuestro trabajo consistía en realizar proyectos y ejecutar obras para el abastecimiento y encauzamiento de agua en ciertas zonas. Había mucho trabajo por hacer, no parábamos. Junto a dos geólogos que ya estaban en Palma, pusimos en marcha algo nuevo en aquel momento, como fue mejorar la manera de controlar el estado de los acuíferos. Mediante piezómetros, similares a pequeños taladros, instalábamos tuberías con el fin de conocer la cantidad y calidad del agua y así controlar su evolución», explica.

El ingeniero guarda un bonito recuerdo de sus años de trabajo en Balears, concretamente en Menorca. «Fue muy buena experiencia, me impliqué muchísimo y disfruté al máximo. He intervenido en la mejora de los abastecimientos de agua de todas las poblaciones interiores de la Isla, desde Es Castell a Ciutadella, incluyendo dos obras de gran satisfacción personal como fueron las de abastecimiento, saneamiento y depuración de aguas de Es Migjorn, Mercadal y Fornells y la subida de agua hasta el Santuario de El Toro».

José Antonio Fayas, en las instalaciones de «Es Diari». | Katerina Pu

Fayas recibió la Medalla al Mérito Profesional del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en 2008, cinco años después de jubilarse. «Fue algo doblemente agradable porque es un premio que te dan tus compañeros. La propuesta se envía desde cada autonomía y se estudia en la sede central de Madrid. Que me dieran la medalla es un reconocimiento a todos mis años de trabajo».

Docencia y altruismo

Además de su trabajo para la Administración, José Antonio Fayas ha dedicado mucho tiempo a la docencia, siendo profesor de numerosos cursos en las diferentes escuelas de Ingeniería de Madrid, Barcelona y Valencia. «Si te gusta enseñar, tener esa relación con los jóvenes para poder explicarles sobre lo que trabajas es muy gratificante. Siempre conté con la aprobación y apoyo del Ministerio porque la divulgación era beneficiosa para nuestra profesión».

De hecho, si Fayas no hubiese estudiado Ingeniería, asegura que hubiera optado por la enseñanza. «Mi madre fue una gran maestra de escuela y supongo que algo heredé porque también me hubiese gustado ser profesor de instituto o universidad. Mi ‘plan b’ era asistir a la Facultad de Ciencias Exactas, me encantaban las matemáticas», afirma.

En 2004, ya jubilado, José Antonio Fayas regresó a Menorca. Durante esta etapa se involucró de manera activa en diversas actividades solidarias y culturales. Fue presidente del Ateneu de Maó desde 2006 al 2012, socio y presidente del Rotary Club Menorca, además de miembro del Patronato de la Fundación Rubió, entre otros cargos. «Son actividades que me llenan mucho. Me hace feliz poder aportar ideas y sugerencias para mejorar las cosas», asegura el mahonés. Hace unos días, Fayas recibió una llamada del Govern. La presidenta Marga Prohens quiso notificarle personalmente que recibiría el premio Ramon Llull 2024 por su compromiso con el desarrollo sostenible en materia de recursos hídricos. «Fue una sorpresa total, nunca lo hubiera imaginado. Supongo que es cuestión de tener mi edad y haber dedicado mis años a hacer cosas pensando, sobre todo, en los demás. Quiero dar las gracias a todas las personas que han pensado en mí para este galardón», concluye.