La saturación estival pasa de puntillas por la encuesta del Consell

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Se cuentan a miles, sino a millones, los foros formales o informales, más o menos concurridos, en los que se habla sobre turismo en Menorca. No son pocos los ciudadanos que aseguran tener la fórmula infalible para tener mejores visitantes y obtener del sector económico más potente de la Isla un rendimiento aún mayor. Los debates son eternos, vienen de lejos y no se vislumbra solución inmediata.

Para contabilizar, ponerle cifras, a estas pulsiones ciudadanas de los menorquines en relación al turismo, el Consell ha puesto a disposición de todo aquel que lo desee una encuesta sobre turismo en su página web, de fácil acceso, sencilla respuesta y ágil elaboración. No se piden más datos identificativos que la naturaleza de quien responde (ciudadano, entidad...) y su edad. Son 24 preguntas, algunas tipo test, otras por valoración del 1 al 5 y unas cuantas de respuesta abierta, es decir, que hay que darle a las letras del teclado. La encuesta forma parte de la elaboración del Plan de Desarrollo Turístico de Menorca.

Para empezar el ciudadano debe valorar la importancia del turismo en Menorca, que si ha optado por responder a la encuesta se supone alta. Se reclama tal opinión tanto en general como sobre aspectos concretos. La tercera va al grano, ya que se inquiere al encuestado sobre si tiene Menorca un modelo turístico definido. Pronóstico: un no rotundo. Respuesta de sí o no se debe dar, también, por ejemplo a la pregunta sobre cómo percibe el alquiler de viviendas con fines turísticos.

Acto seguido, el opinador se adentra en un bloque de tres preguntas en las que se debe mojar sobre qué tipo de visitante interesa más a la Isla, según tres factores: la edad, la relación con el grupo con el que viaja y procedencia geográfica. Dos preguntas se lleva la ecotasa, una sobre si es buena idea, y otra sobre el destino de los fondos que se van a recaudar.

Otras tres cuestiones son específicas de promoción turística, más propias para público especializado. Por ejemplo, «¿Considera que la información que se genera de Menorca de cara al turista corresponde a la realidad del destino?». Hay que pensarlo un rato.

El cuestionario entra de refilón en el tema de si viene o no demasiada gente, para entrar en el terreno de las percepciones, efectos y sensibilidades en cuanto a la relación con la actividad turística y la vida que uno lleva. Por lo que respecta a las suposiciones, la encuesta quiere saber si, según el ciudadano menorquín, el turista consume producto local y si es responsable con el medio ambiente. Luego hay que apuntar tres cosas buenas de Menorca como destino y tres cosas malas, y cuando ya se aproxima el final de la operación se requiere opinión sobre la finalidad del plan de desarrollo turístico, pregunta a la que se le suponen respuestas poco meditadas, aleatorias, por aquello del desconocimiento que pueda haber del asunto.

Como remate, el turno abierto de palabras. Quizá vaya a ser lo más interesante. Barra libre.