La central térmica de Endesa en el puerto de Maó

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El Govern abrirá un expediente sancionador a la central térmica de Endesa en el puerto de Maó por dos infracciones graves tras vertidos de agua caliente y cloro superiores a los autorizados, según informa el GOB. La sanción puede oscilar entre los 20.000 y los 200.000 euros.

Los ecologistas presentaron un recurso contra la autorización dada concedida en 2014 para que la central pueda verter un 74 por ciento de agua al mar. Según el GOB, este recurso "destapó una situación irregular que parece que se venía produciendo desde hacía años".

Por ello, el Govern ha incoado un expediente sancionador por dos motivos, al vulnerar de forma grave la normativa vigente. Una de ellas es el incumplimiento de las condiciones establecidas en la autorización para su funcionamiento y la otra la falta de comunicación de este incumplimiento.

El BOIB publicó en 2015 la autorización para que la central aumentara un 74 por ciento los vertidos de agua al mar, pasando de los 9 millones de metros cúbicos anuales a los 16 millones. Los ecologistas no comprendieron entonces la necesidad, ya que "sin haber aumentado el número de motores, no se entiende de donde surge esta necesidad".

Es por ello que en junio del año pasado presentaron un recurso contra esta autorización, que el Govern ha tardado 17 meses en responder.

Según los informes del Govern para justificar el expediente, la autorización para aumentar el vertido de agua al mar es una "regulación de un hecho que se llevaba a cabo desde hacía años", señala el GOB, "al menos desde 2008, cuando el volumen de agua vertida fue superior a los 15 millones de metros cúbicos y esto se ha mantenido hasta la actualidad".

A pesar de ello, el Govern interpreta que no se ha producido un daño grave en el medio ambiente de la zona ni en la salud de las personas, según los datos del Plan de Vigilancia Ambiental que gestiona la central.

En el recurso presentado por el GOB, los ecologistas pidieron la obligación de instalar un circuito cerrado de refrigeración de los motores diésel, que evitaría el vertido de agua caliente y de cloro al puerto.