El agua que sale de grifos y fuentes se puede usar para asearse y lavar, pero no para cocinar y beber

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El exceso de nitratos en el agua que sale del grifo de los domicilñios de Maó no es un problema nuevo. En absoluto. El límite establecido por la ley, 50 miligramos por litro, se viene superando frecuentemente desde la década pasada, aunque de forma irregular puesto que las concentraciones no son constantes, sino que varían en función del volumen de lluvias o de focos esporándicos de contaminación. Incluso hay variaciones importantes de un mes a otro, como se puede comprobar en la información al respecto que se puede consultar en la página web del Ayuntamiento de Maó.

La ausencia de precipitaciones es la causa más que probable de que este año el comportamiento de los nitratos esté siendo especialmente significativo al alza, si se compara con los datos de ejercicios anteriores.

Por ello, seis de los siete pozos de Maó acumulan ya cinco meses consecutivos con niveles de nitratos superiores a los 50 miligramos por litro. Cinco de estos pozos no han logrado bajar de esta cifra en todo lo que llevamos de 2016, algo poco común. Tres pozos han superado en varias ocasiones los 60 (Cala Llonga, Es Grau y Favàritx), cifras que no son inéditas en los últimos años, aunque solían aparecer en las analíticas con menor frecuencia.

Cuando el agua supera con frecuencia este máximo de 50 miligramos por litro, establecido por recomendación de la OMS (de forma bastante conservadora), se considera no apta para el consumo humano, con especial atención para colectivos como las mujeres embarazadas, las personas mayores o los bebés. Se recomienda no beberla ni usarla para cocinar. Así lo indica la concesionaria del servicio de agua, Hidrobal, a los vecinos de Maó mediante una carta que ha enviado estos días a todos los domicilios. Desde la empresa aseguran que el aviso es algo rutinario, que deben hacer cada cierto tiempo, independientemente de cualquier repunte en el volumen de nitratos detectado con los análisis que se realizan, como novedad de este año, cada mes. La última carta se envió en 2012 y desde entonces, explican desde Hidrobal, la situación no ha cambiado. El agua que sale del grifo, en general, sigue siendo no apta para el consumo humano en Maó.