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Untarse el cuerpo con arcilla en la playa se ha convertido en una moda que supone un riesgo para el medio ambiente. Un peligro que se puede cifrar en una media de 1,62 toneladas de arcilla por temporada en cada playa, según un estudio realizado este año del que se hace eco el Govern.

«Antes eran cuatro personas las que lo hacían, ahora son miles», señala Júlia Álvarez, educadora ambiental del Parque Natural de S'Albufera des Grau. Junto a la otra educadora ambiental del Parque, Begoña Rodríguez, han elaborado unos carteles informativos en el que describen el impacto de esta práctica.

Además del uso de 1,62 toneladas de arcilla en cada playa de un recurso no renovable, provoca la erosión del terreno, el retroceso de la línea de la costa y el deterioro del patrimonio protegido, entre otros.

El objetivo de la elaboración de estos carteles es concienciar sobre las consecuencias que acarrea para el entorno una práctica cada vez más extendida y que afecta a playas con una gran afluencia de bañistas como Cavalleria, por excelencia, además de Binigaus, Cala Pilar y Trebalúger.

Bajo el título «Hacer baños de arcilla en las playas erosiona los acantilados y provoca el desprendimiento de rocas» se pretende dar a conocer los riesgos que entraña para el medio natural embadurnarse con arcilla en nombre de unos supuestos beneficios para la piel. «Se ha convertido en una actividad de masas y está creando problemas, es una moda y muchas personas no son conscientes del peligro que conlleva», remarca Álvarez.

Los carteles animan a que nuestra presencia en la playa «pase desapercibida» y que, por tanto, «no dejemos huellas» de nuestro paso por ellas. Es la mejor manera de mantener estos espacios naturales.

Los carteles se difundirán a través de las redes sociales y también por las oficinas de turismo para poder llegar a los potenciales usuarios y evitar, en la medida de los posible, que una moda perjudicial como ésta se extienda todavía más.