Actualmente existen 63 embarcaciones, tanto de arrastre como de artes menores, que faenan en la Isla. En el año 1989 había 129 barcas. | Gemma Andreu

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La flota pesquera se hace mayor. Y todo apunta a que la jubilación llegará junto a la de sus profesionales. La edad media de las embarcaciones oscila entre los 25 y los 30 años de edad, un envejecimiento que, no obstante, no riñe con su buen estado.  Y es que, tal como indican las cofradías de pescadores, a pesar de la antigüedad, se mantienen bien cuidadas y en continuo proceso de modernización y de evolución tecnológica para optimizar sus jornadas laborales. 

La cofradía de Maó es la que mantiene la edad media de la flota más joven. Gira en torno a los 20 o 25 años. No obstante, dispone de una embarcación prácticamente histórica que data de 1923. Solo faena en verano. La más moderna ha cumplido la decena. 

En el caso de Fornells, significativo es que el 75 por ciento de su flota supere los 30 años, mientras que en Ciutadella, este porcentaje, es menos elevado pero también llamativo: el 60 por ciento supera las tres décadas de trabajo en el mar. El sector indica que la vida útil de una embarcación acaba en torno a los 35 o 40 años. 

Por otra parte, en Ponent hay algunas que casi rozan el medio siglo pero «cada año se reparan y están bien cuidadas», aseguran desde la cofradía. No ha de olvidarse que el coste de adquirir una embarcación es elevado cuando el sector lidia constantemente con dificultades de supervivencia. 

El colectivo de pescadores profesionales dispone de líneas de ayuda, procedentes de la política pesquera comunitaria, para la modernización de las embarcaciones. El sector espera ahora «como agua de mayo» que se publiquen puesto que les anima a seguir invirtiendo y a mejorar su  medio principal de trabajo. Pero, su preocupación radica en que llevan «dos años sin convocarse», explican desde la secretaría de la cofradía de Maó. 

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