El pozo de Malbúger es uno de los dos que el plan de sequía de Maó marca como puntos de control

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La sequía acecha. Menorca es la isla balear que mejor mantiene el equilibrio hídrico pero todas las previsiones apuntan a que más pronto que tarde entrará en alerta. Las previsiones no son nada halagüeñas. En el último trimestre de 2015 llovió la mitad que en los últimos treinta años. Las administraciones, tanto a nivel balear como insular, se han puesto las pilas para poder garantizar el abastecimiento de agua y su calidad durante la temporada alta, una época en que las elevadas temperaturas y el incremento de la presión demográfica agravan el estado de los acuíferos.

Maó es el único municipio de Balears que conoce cómo y cuándo actuar en el caso de entrar en un estado de alerta o emergencia por sequía. Y es que solo Maó dispone de un plan contra la sequía, tal y como lo exige la legislación para los núcleos de más de 20.000 habitantes. Se trata de un plan piloto elaborado en 2009 que debía servir de modelo para el resto de municipios de Balears que superan este techo poblacional. Pero no se llegó a extrapolar.

Tomando como referencia este documento, el equipo de gobierno de Maó asegura que empezará a tomar una serie de medidas para estar preparados ante una crisis hídrica, apunta el concejal de Recursos y Sostenibilidad, Rafael Muñoz. Maó deberá prepararse para la construcción de dos pozos nuevos de captación en caso de entrar en alerta y Muñoz avanza que «no esperaremos para actuar». Iniciarán la fase de preparación para poder actuar de forma inmediata. Además, asegura que intensificarán el control de las pérdidas de agua en la red, que se completará con una campaña de sensibilización para el control del gasto en agua corriente.

El plan de emergencia es un documento de actuación que el Ayuntamiento prevé complementar con otro sobre la calidad del agua. El concejal agrega a su vez que Maó pierde gran cantidad de agua de lluvia por escorrentía, de ahí la intención de planificar una red de recogida del agua de pluviales y la preparación de un depósito de tormenta para mitigar estas pérdidas.

Muñoz indica que el plan de emergencia obliga a tomar una serie de medidas en caso de entrar en fase de alerta. Se refiere a la prohibición de regar parques, jardines y zonas verdes con agua potable así como evitar el suministro de agua para riego y baldeos de calles.

El documento marca que, ante un escenario de alerta, deberá conseguirse un ahorro del 10 por ciento en el suministro de agua potable a los ayuntamientos y del 15 por ciento cuando la situación sea de emergencia. Los dos indicadores más adecuados para determinar los escenarios de sequía son la situación del nivel piezométrico (la altura de la superficie libre de agua sobre el nivel del mar) y la calidad del agua subterránea en cuanto a su contenido en cloruros (presencia de sal) que constituye un indicador del peligro de intrusión marina.

Las reservas hídricas se encuentran aún en un 69 por ciento. No obstante, el departamento de Medio Ambiente del Consell apunta a una preocupación puesto que «el balance hídrico se compensa en invierno, que es cuando más llueve y menos población hay en la Isla». Y no ha sido el caso. Es por ello que el Consell pide al Govern que no baje la guardia en Menorca. Propugna la convocatoria de la Junta Insular de Aguas para abordar el problema de forma conjunta. «No podemos pensar a corto plazo y este órgano nos permitiría abordar acciones», apuntan. La intención es integrar el tema del agua en el Consorcio de Residuos.