Los pasajeros, a la espera de iniciar el embarque en Madrid | M.C.

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Los problemas persiguen esta semana a la compañía Vueling, que ayer sufrió su tercer percance en vuelos con origen o destino a Menorca. Uno de sus aviones volvió a sufrir un retraso de aproximadamente cuatro horas en la ruta desde Madrid. Esta vez los responsables de la compañía sí ofrecieron explicaciones a los pasajeros, un total de 180 que debían haber aterrizado en la Isla a las siete de la tarde y que al cierre de esta edición estaba previsto que lo hicieran cerca de las once de la noche.

Según narraron los propios afectados, las razones que dio la aerolínea para el retraso fueron técnicas, debido a que en el avión que debía operar ese vuelo (VLG 3835) se detectaron problemas en una de las ruedas y también en el panel de mando. Por razones de seguridad el aparato se quedó en tierra y a los pasajeros se les tuvo que acomodar en otro que cubría la ruta a Menorca pero pasando por Barcelona.

Los pasajeros obtuvieron explicación pero la cena, según denunciaron a este diario, se la tuvieron que pagar de su propio bolsillo; todo ello, unido al cansancio de la espera, hizo que en diversos momentos saltaran los nervios. Algunos testigos narraron que los pasajeros increparon a los trabajadores de tierra de Vueling hasta el punto que una de las azafatas no pudo contener las lágrimas ante el enfado de la gente en la terminal.