La solución de urgencia deberá aplicarse en esta celda vacía, la E, cuya impermeabillidad es insuficiente | Javier Coll

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El Consell insular ya tiene una hoja de ruta bien definida para volver a verter basura en Milà y ahuyentar para siempre el fantasma de un eventual traslado de los residuos a Mallorca, que habría encarecido considerablemente el coste.

La propuesta elaborada por la empresa vasca de ingeniería Lurgintza y conocida ayer prevé instalar en la celda E, todavía vacía, una nueva capa aislante de impermeabilización sobre la que ha fallado, dentro de los plazos que se había marcado la propia institución para no tener que contemplar el traslado puntual de basura a Son Reus.

La solución finalmente ideada precisará apenas un mes de obras, costará alrededor de 380.000 euros y será operativa ya entre mediados y finales de marzo. De acuerdo con la propuesta, se evitarán así nuevas filtraciones de agua como las que han obligado a clausurar la celda en la que se abocaban los residuos, «incluso en condiciones sumergidas».

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La totalidad del proyecto será remitido en las próximas horas al Consell, que lo reenviará de inmediato a Medio Ambiente para que le dé luz verde. Una vez recabado el preceptivo visto bueno de la administración autonómica, la obra se licitará mediante procedimiento de emergencia para garantizar el cumplimiento de los plazos preceptivos.

Mientras se desarrollen los trabajos, el gestor de la planta, Juan Mora, deberá seguir acumulando los residuos en el interior de la nave habilitada para este fin, pero el largo mes transcurrido desde que el 22 de diciembre la Comisión balear de Medio Ambiente prohibió el vertido en Milá la ha saturado ya casi por completo.

Su capacidad máxima, por acuerdo técnico de este organismo, no podrá exceder los 4.500 metros cúbicos, y cada día son más de cien las toneladas que se acumulan. Así que, después de evaluar el espacio aún disponible, el Consell solicitará permiso para empezar a hacinar la basura en una explanada exterior próxima a la nave.

Este proyecto de subsanación es complementario al de la celda 3, donde hasta hace un mes se vertían los desechos, y cuyo coste es incluso superior, de 630.000 euros. También ha sido redactado por Lurgintza y será financiado por el gestor que explote la planta en los próximos 25 años.

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