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La elevada abstención registrada en los comicios europeos del pasado domingo, que hizo que se quedara en casa el 63,6 por ciento del electorado, castigó sobre todo al PP. Ganó en 55 de las 84 mesas electorales de Menorca y empató en otra -dos tercios del total- pero tan solo superó al PSOE en el escrutinio final en 857 votos y tres puntos y medio (27 por ciento frente al 23,5 de los socialistas). Una renta excesivamente pequeña si se tiene en cuenta que los populares se impusieron en el doble de mesas que el PSOE, que solo obtuvo la mayoría de sufragios en 28 de las urnas.

El caso más claro es el de Ciutadella donde, pese a ser la candidatura más votada en 24 de las 28 mesas electorales, el PP únicamente aventajó al segundo partido en 590 votos y 8,5 puntos. Solo así se explica que, habiéndose impuesto en el 86 por ciento de las mesas y haber empatado en otra, el PP viera reducido su apoyo entre el electorado casi a la mitad, al retroceder desde el 50,72 por ciento cosechado en las generales de 2011 al escaso 28,3 por ciento de las europeas celebradas dos años y medio después. Por contra, el batacazo del PSOE -algunos de cuyos votantes se decantaron por otras opciones de izquierda- fue menor (del 27,2 al 19,8 por ciento).

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