Déficit. La oficina de Ciutadella tuvo que cerrar porque no se habían previsto los servicios mínimos para cubrir el personal en huelga - Cris

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Hasta 50 minutos de cola tenían que hacer ayer los usuarios de Correos para ser atendidos en la oficina de Maó. "¿Es este el servicio público que pagamos entre todos? ¿Les parece normal"? Las preguntas las lanzaba uno de los trabajadores de Correos que se sumó al parón en contra de la privatización del servicio postal.

"Y esto no es por la huelga. Esto siempre es así, porque no hay suficiente personal", se lamentaba.

Este fue el eje principal de las movilizaciones que protagonizaron ayer alrededor de 40 trabajadores del total de 150 empleados que conforma la plantilla de Correos en Menorca.

El resultado: la oficina de Ciutadella tuvo que cerrar sus puertas al público porque no había quien las abriera y quien atendiera a los usuarios, y en Alaior quedó un solo empleado, un trabajador contratado de forma eventual por la empresa.

Luis Camarero, responsable de la Confederación General de Trabajadores (CGT), culpó de este hecho a "la empresa, por no poner servicios mínimos".

La queja de los trabajadores de Correos es que con el recorte de presupuesto en un 43 por ciento, se ha reducido también la contratación de personal y se está optando por la contratación temporal. De hecho, aseguró Camarero, entre 20 y 25 personas de la plantilla de Correos, están contratados por un período de 15 días.

"Queremos transmitir al usuario que corre el riesgo de perder un servicio público si se aplica la directiva europea Bolkestein a partir del 31 de diciembre, y para Menorca esto es dramático porque si se privatiza el servicio postal no será rentable y puede llegar a desaparecer", admitió Camarero.

Una de las posibles salidas que tomará el servicio postal, cuando se privatice, según Camarero, será poner baterías de buzones en la entrada de urbanizaciones o pequeños núcleos urbanos para que sean los usuarios los que se recojan ellos mismos la correspondencia, y que desaparezcan, por tanto, otros miles de puestos de trabajo. "El servicio ya no volverá a ser el de antes", resumió.

De cara a los propios trabajadores de Correos, Camarero explicó que "a los laborales fijos ya no los llaman, y a cambio sólo hacen contrataciones precarias".

El desenlace de esta historia es, según explican los trabajadores que ya no se hacen sustituciones cuando hay vacaciones, y que "poco a poco la calidad del servicio se va deteriorando y las colas van creciendo".