El presidente del Menorca, Àngel Salmerón, en una imagen reciente | Josep Bagur Gomila - Josep Bagur Gomila

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Tras la derrota y consiguiente descenso de Liga Nacional juvenil a Regional del CD Menorca, la «tristeza», según ha admitido su presidente, Àngel Salmerón, para este diario, predomina en el seno del club azulgrana. «Ha sido un día duro, muy duro, y sobre todo, lo siento por los chicos», comentó el mandatario en relación a un descenso que pone fin a casi lustro y medio de presencia del juvenil menorquinista en categoría nacional.

Salmerón asegura que al Menorca «le perjudicaron de mala manera», en alusión a la actuación del árbitro del partido, Nil Cubas. «Alargó el partido hasta que ellos marcaron, añadiendo más tiempo del que correspondía, siete u ocho minutos, cuando fue el Penya el que perdió más tiempo, antes nos expulsó un jugador… fue penoso», abunda el presidente menorquinista sobre la actuación arbitral.

«Además, no fue un partido complicado de pitar… y no soy de criticar, tengo claro que todos los árbitros intentan hacerlo lo mejor posible, pero hay cosas que no entiendo», prosigue Salmerón, que no quiere «que me regalen nada, pero tampoco que nos quiten», precisa.

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«Está claro que el descenso no es por este partido, sino consecuencia de toda una temporada, pero los chicos no lo merecían, están muy ‘tocados’», insiste el directivo.

«A nivel de club es un golpe muy duro, pero hay que aceptarlo; a partir de ahora, abrimos una página nueva y a intentar ascender de nuevo el año próximo», remató Ángel Salmerón, presidente del Menorca.

Por su parte, el árbitro, Nil Cubas, confirmó a este diario que tras el partido, y ante las continuadas amenazas que recibió de un sector de gente del CD Menorca, lo que incluyó algunos directivos, y según marca el protocolo actual, requirió de la presencia de efectivos policiales, aunque en «ningún caso» se produjo agresión alguna, aseguró Cubas a este diario.

El trencilla comentó también que «mejor que me haya pasado a mí, que no a un compañero más joven», y lamentó que todavía no se consiga «erradicar según qué actitudes» de los campos de fútbol.