Israel Molina, jugando con su hijo Iago, de tres años, en el parque. | Pilar Pellicer

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Asegura que él es solo un padre más de un niño con autismo, Israel Molina dice, de hecho, que a él nunca le ha pasado nada grave pero «en una charla sobre nuestros hijos, un profesional sanitario ya lo denunció, nos dijo que hace muchos años que hay protocolos hechos para atender en Urgencias a los niños con necesidades especiales pero por un motivo u otro nunca se han llegado a aprobar». La consecuencia, añade, «es una falta de comprensión o de empatía».

Éste es el motivo por el que ha iniciado una recogida de firmas. Lleva ya más de 330, que son las personas que entienden que, en Urgencias debería hacer un espacio ideal para estos niños, aunque de momento sólo piden que quienes les atiendan, les entiendan. «La gente no es consciente de lo que significa hasta que le toca pero necesitamos su empatía. Nuestros hijos no son bichos raros. El autismo es una condición y se relacionan de una forma diferente, hay que dotarles de herramientas para que puedan convivir», explica Molina.

¿Por qué son necesarios este tipo de protocolos? Porque el autismo tienen una afectación en forma de espectro, puede ser leve o muy desarrollado, «los niños no verbales reciben una gran cantidad de estímulos y los profesionales no saben cómo actuar», especifica este padre que sabe que esta problemática es extendida en otras comunidades. Pero no sólo apunta a estos casos, los hay que son hipersensibles, a quienes les molestan los ruidos, o que entran en crisis, «hay madres que, cuando les ha pasado esto, han tenido que volver a casa», relata Israel Molina.

El promotor de la iniciativa reivindica que la sanidad pública, de calidad, debe tener protocolos para adaptarse a todo el mundo, «es inconcebible que no sea así en pleno siglo XXI».

Advierte de que los trastornos del espectro autista (TEA) han crecido exponencialmente, desde 2000 hasta ahora y de que, «con una demanda creciente, necesitamos más recursos», dice.

Este pequeño paso de recoger firmas es una manera de «hacer ruido» para avanzar en derechos. «Hace 15 años te decían que el niño con autismo era tonto y ahora recogemos las ventajas de la gente que lucho por entonces», explica, «ahora nos toca a nosotros». Molina lidera este proyecto con la finalidad de poder presentarlo a las autoridades competentes, «a la clase política en general», porque aunque a su familia no le ha sucedido nunca, hay que promover las miradas amables en los servicios de Urgencias, «lo contrario es lo más coercitivo que hay cuando necesitas ayuda», asegura.

El apunte

«La ONU ha alertado a España»

El Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha vuelto a reprender las políticas de inclusividad educativa de las comunidades autónomas españolas. Israel Molina recuerda que el problema de los niños con necesidades especiales van más allá de lo sanitario y busca la inclusión a todos los niveles, «hay 40.000 niños que viven en un apartheid educativo, incluso la ONU ha alertado a España», recuerda, mientras pide la implicación social.