Descubre los pros y contras de ambos accesorios y aprende a seleccionar la mejor opción para tu amigo peludo | Freepik

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Cuando se trata de elegir entre un arnés y un collar para nuestro perro, la decisión puede afectar significativamente su bienestar y comodidad. Este artículo analiza las diferencias clave entre estos dos accesorios, destacando los beneficios y riesgos asociados con cada uno para ayudar a los dueños de perros a tomar una elección informada.

El uso del collar es común y, en muchos casos, es obligatorio que los perros lo lleven para sostener su placa identificativa. Sin embargo, los collares pueden presentar riesgos para la salud del animal, especialmente si el perro tiende a tirar de la correa. Estos riesgos incluyen desde contracturas y contusiones hasta complicaciones más graves como dificultades respiratorias, problemas de circulación, e incluso daños en la glándula tiroidea y el nervio óptico debido a la presión constante en el cuello.

Por otro lado, el arnés se presenta como una alternativa más segura, especialmente para perros que tienden a tirar o para aquellos con problemas respiratorios preexistentes, como las razas braquicéfalas. Al distribuir la presión de manera más uniforme alrededor del cuerpo del perro, el arnés evita la carga excesiva sobre el cuello y mejora el control durante el paseo. Además, los arneses son útiles en viajes en coche, ya que se pueden enganchar fácilmente al cinturón de seguridad, ofreciendo así mayor seguridad.

Sin embargo, la elección entre un arnés y un collar también puede depender de factores específicos del perro, como su tamaño, comportamiento durante los paseos y condición física. Por ejemplo, para perros bien entrenados que no dan tirones, un collar puede ser suficiente para paseos tranquilos. Pero para actividades más dinámicas o para perros con ciertas predisposiciones físicas, un arnés podría ser la mejor opción.

Al elegir un arnés, es crucial considerar la talla adecuada y asegurarse de que el ajuste sea correcto para evitar incomodidad o lesiones. Los arneses deben ajustarse de manera que no restrinjan el movimiento del perro ni le causen rozaduras.