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Ayer leí un artículo en Diario MENORCA y me gustaría expresar mi opinión.

El artículo se llama: «Ingresa en la UCI una mujer que estaba siendo tratada por la doctora Popel».

La primera pregunta que me hice es ¿si alguien preguntó a esta mujer si quiere que hablen de ella en un periódico?

Después ponen: «la perjudicada explicó a los sanitarios del hospital Mateu Orfila»... y ¿desde cuándo lo que la persona explica a los sanitarios se publica en el periódico sin su consentimiento? ¿Y dónde está el secreto profesional?

Y después saltan a hablar de la doctora diciendo que está imputada por un delito contra la salud pública. Voy a recordar el significado de esta palabra «imputada»:

«Persona a la que se atribuye formalmente un acto punible otorgándole el derecho de defensa en el procedimiento penal, por recaer sobre ella indicios derivados de una investigación en marcha que, si luego son confirmados, darán paso a la figura del acusado». Según yo entiendo, el diccionario panhispánico del español jurídico dice que la cosa está todavía en investigación.

Y el periodista Joan P. Martínez sigue narrando, cómo no, «doctora negacionista». Supongo que se refiere a que he negado mi sueldo, mis aparentes «amigos» del trabajo, supuesto prestigio de trabajar en un hospital a cambio de algo que muchos de mis directivos y compañeros no pueden entender y se llama: Ética Profesional.

¿Será que hay pacientes que pueden tener las visitas con normalidad y a otros se les restringen las visitas por orden de Gerencia? El gerente Dr. Bernardo Pax sabe que lo aprecio mucho, pero supongo que no sabe que el derecho de ser visitado o no visitado en un hospital pertenece al paciente y no a la Gerencia.

Y lo de productos no autorizados en el Hospital Mateu Orfila, parece ser que són: el zumo de fruta casera, los huevos cocidos y los plátanos.

Con todo ello, creo que no se puede caer más bajo a nivel humano en el hospital y no me sorprende que la gente no quiera ir ahí.