Seguira todo igual sin arreglar nada y se pasaran culpas
El millor hauria estat continuar amb els llibres i utilitzar una adreça de correu electrònic per a comunicacions online. Fins que no inventin dispositius exclusius per instituts i col·legis, que evitin connexions a distraccions, perdem temps, euros i perjudicam famílies i alumnes.
Si el instituto no puede instalar nada que evite que se conecten a webs y redes sociales estando en clase, están reconociendo que cualquier dispositivo que ya tuvieran en casa podría haber evitado el gasto y los problemas.
Si ens fixem en el que respon l'institut veiem que diuen "capan algunas palabras" i són conscients de que els nens "van un paso por delante". Només amb això ja s'endevina que no haurien d'obligar a comprar aquests ordinadors si no són ells els qui clarament mostrin avantatge tecnològic.Però si aquestes respostes són el més intel·ligent que poden respondre, no és d'estranyar que no sàpiguen per on anar.
Otro negocio más oculto en las entrañas del sistema educativo a costa de los menores. Desconozco quién debe ser el iluso que se atreve a decir que esto es un "problema pedagógico" cuando está claro que es un problema generado por el propio instituto y la Conselleria de Educació, pero algo tenían que decir el que señala a otros. Eso de asumir responsabilidades solo lo hacen personas que no están ensombrecidas por su propio ego y soberbia. No, no es un problema pedagógico, para nada, ni problema de las familias. Es un problema causado por ignorantes, desde el momento que han obligado a comprar y usar unos dispositivos, con fines claramente económicos, que no son capaces de controlar. Y no solo pasa en el Cap de Llevant. El negocio redondo que está haciendo la tienda de venta exclusiva para todos los institutos de la isla huele a intereses y politiqueo que apesta.
El Centro debía entregar los ordenadores preparados para que lo usen menores y solo para que estudien con ellos, no para que pierdan el tiempo dentro o fuera del instituto. No pudimos comprarlos por nuestra cuenta porque fue la excusa que pusieron, que lo tenía que recibir directamente el propio instituto para dejarlos listos para entregar como herramienta de estudio y la realdad es que no saben hacerlo y nos dicen ahora a los padres que los niños pierden el tiempo conectándose a páginas en las horas de clase y se lo quitarán si siguen haciéndolo.¿Quién lo ha hecho mal desde el principio? Que lo arreglen ya o devuelvan el dinero
Las familias fuimos obligadas a comprar el ordenador en la tienda de Alaior. y está escrito en la circular que nos hicieron llegar que ponía que se tenía que comprar allí es falso que nos dejaran comprarlo donde quisiéramos.
No se trata de controlar, se trata de proteger, y según mi opinión, niños y niñas de 11 años necesitan ser protegidos convenientemente por sus familias, dejando aparte que si el propósito de los dispositivos comprados es el uso educativo, es de lógica que los padres/madres puedan y deban controlar el acceso a cuentas y páginas que puedan provocar distracciones, además de ser un peligro para los menores. Lo de que solo se pueda comprar en una tienda de la isla es cuanto menos llamativo. Muy mal que sigan ocurriendo estas cosas.
Los Chromebooks son una estafa. Unos ordenadores capados que no pueden hacer ni una decima parte de lo que haría ningún ordenador medio decente comprado por el mismo precio, y además acentúan el monopolio de Google. Obligas a las familias a comprar un ordenador cuando en casa ya tienen otros, probablemente mejores (y puede que mas baratos) y obligas a utilizar los servicios de Google.
La falta de tacto al tratar un tema tan delicado y peligroso que debería haberse consultado activamente con las famílias es impresionante. Le decisión de cómo se gestionan los dispositivos con los y las estudiantes es decisión de cada casa y han dejado sin recursos para tomarla. Esta situación no es culpa ni de los adolescentes ni de las famílias, pues tal y como se ha gestionado, lo único que se ha podido hacer es seguir las órdenes del IES Cap de Llevant. A partir del momento de haber comprado estos dispositivos, e incluso la obligación de comprarlos en una única tienda, ha sido negligencia tras negligencia, dejando ver su absoluta falta de previsión, planificación y una preocupante falta de comprensión hacia las personas con edades entre 11 y 16 años.