No hay casa sin techo
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La noticia de esta semana, publicada el sábado en exclusiva, se refiere al límite que por primera vez pondrá el Consell de Menorca al crecimiento en plazas turísticas que se incluirá en el nuevo PTI. Será un máximo de 23.859 nuevas plazas, con un tope en total de 107.917. El estudio de carga al que ha tenido acceso Es Diari reserva casi la mitad de las futuras nuevas plazas, 11.663, a las zonas de crecimiento previstas en las urbanizaciones, las Áreas de Reconversión Territorial (ART) donde debían esponjarse determinados desarrollos turísticos.
6.846 de estas plazas corresponden a Es Mercadal (Platges de Fornells, Coves Noves II, Punta Grossa y Son Parc), 3.141 a Alaior (Son Bou, Torre-solí y Sant Jaume), 528 a Sant Lluís (Cap d’en Font, Binissafúller Platja, Binibèquer Nou y Son Ganxo), 447 a Maó (Canutells), 410 a Es Migjorn Gran, 234 a Ciutadella (Santandria) y 57 a Ferreries (Cala Galdana), según la información elaborada por David Marquès.

Estas ART están incluidas en el PTI de 2003 y en veinte años ninguna de ellas se ha llegado a desarrollar. Es importante tener claro que este crecimiento futuro no puede eliminarse, porque ya es fruto de esa operación para trasladar desarrollos previstos por el planeamiento anterior a zonas más alejadas de la costa. Eliminar esas plazas con derechos adquiridos pasaría por pagar indemnizaciones y de eso ya tenemos una carísima experiencia. Por tanto, el nuevo crecimiento se refiere a 9.577 nuevas plazas más. Estas se han de repartir entre las urbanizaciones, las poblaciones y el campo. ¿Para qué sirve poner un máximo de plazas turísticas? Porque en el caso de que se alcance en alguna zona determinada se creará la bolsa, que llenarán proyectos nuevos en lista de espera y que solo podrán desarrollarse si se dan de baja el mismo número de plazas que prevea crear. El sistema de bolsa, que lleva años funcionando en Mallorca, una isla más saturada que Menorca, allí no solo ha funcionado razonablemente bien sino que no ha sido cuestionado por el sector turístico.
Ahora, en el debate político, se produce una situación curiosa. Quien pone un límite concreto por primera vez es el PP, en el gobierno del Consell, que nunca había sido partidario de poner obstáculos a la economía. Mientas que los partidarios de poner límites al desarrollo, critican la previsión de crecimiento que les parece exagerada. La capacidad de población, entre plazas turísticas e incremento de residentes, plantea una capacidad máxima en la Isla de 267.214 personas. No es fácil interpretar los datos, porque la realidad los altera y eso afecta a las previsiones. Hay que contrastarlo, por ejemplo, con la llegada de pasajeros al aeropuerto de la Isla. Como explicaba el periodista Javi Gilabert el martes, las plazas ilegales de alquiler turísticos y los veraneantes que se hospedan en casas de familiares o amigos ya hace que este tope poblacional se supere.
Porque una cosa es poner límites y otra adoptar medidas para el decrecimiento. Limitar la entrada de coches correspondería a la primera. Optar por crecimiento 0 no es realista. Ya hay las casi 12.000 plazas de las ART, que se arrastran desde 2003. Disponer de un techo de plazas, por vez primera, es positivo, porque permite planificar mucho mejor, con visión de futuro. Además hay que tener en cuenta que el nuevo PTI se diseña para una década, aunque el de 2003 ha celebrado dos décadas de aniversarios. Más importante es intentar conseguir que la práctica se parezca a la teoría, que la realidad se acerque a la planificación, y para eso, lo primero es luchar contra la oferta ilegal.
Hasta la próxima semana.