¿Por qué Vox sigue siendo un problema?
Porque este partido en Balears no es de fiar y solo sirve para crear problemas de gobernabilidad al PP de Marga Prohens, como se ha vuelto a comprobar esta semana. Porque una parte de sus diputados, principalmente Idoia Ribas y Sergio Rodríguez, actúan intentando mantener su cargo y sus ingresos pero no aportan nada a la política, solo molestan. Porque la dirección nacional del partido, además de cambiar de posición continuamente por expectativas electorales, no es capaz de poner orden y de recuperar la credibilidad que deberían tener los cargos públicos por respeto a quienes les han votado.
Por eso se crean situaciones tragicómicas, como las de estos días en el Parlament. El PP comete un error al votar las enmiendas a los Presupuestos al aceptar un paquete de propuestas de Vox que no comparte. Ahora deberá corregirlo. Pero el partido de Abascal, en lugar de aceptar que se ha cometido un error y actuar con fair play parlamentario, intenta sacar un rendimiento ilegítimo. Otros partidos, como el PSOE, han cometido algún error en el voto de las enmiendas y el PP acepta que se corrija, sin más problemas.
Lo importante es que el partido que ganó las elecciones pueda gobernar con una cierta estabilidad y Marga Prohens lo está consiguiendo pese al torpedeo constante de quienes parecían sus socios. Vox sigue dividido entre los que ha liderado Idoia Ribas y que intentaron la expulsión de Le Senne, excepto Agustín Buades que se dio de baja en el partido, y el grupo de la actual portavoz, Manuela Cañadas, y Patricia de las Heras.
Ante la división del grupo parlamentario de Vox, a Prohens le iría mejor negociar con cada diputado que no con el grupo. Seguramente, el portavoz del PP en el Parlament, Sebastià Sagreras, sabe con quién podría contar para conseguir la estabilidad mínima necesaria para gobernar sin sobresaltos. Xisco Cardona, ex de Vox y ahora diputado no adscrito, es un voto fiable para el PP. Llorenç Córdoba, ex de S'Unió de Formentera, también. La salida de Buades de Vox podría responder a una estrategia del trío que fundó Avanza en Libertad, como una advertencia a Abascal y como plataforma para una posible salida del partido.
Lo curioso es que ninguno de los grupos internos que dividen a Vox en el Parlament tiene el apoyo garantizado de la dirección nacional, que en función de sus propios intereses, se sitúa más cerca de unos o de otros. Pero la opción para el PP de «divide y vencerás» se ha esfumado tras la orden de Abascal de no apoyar en los parlamentos los presupuestos de los populares si el PP no se muestra más duro con la inmigración ilegal y se opone al repartido de los menores acogidos en Canarias entre todas las comunidades autónomas de España.
En cambio en Menorca todo parece una bassa d'oli. Para el presidente Adolfo Vilafranca parece que con relación a Vox se cumple el dicho de que «no hay noticias, buena noticia». Maite de Medrano lleva tiempo en silencio, desaparecida. No ha hecho el trabajo de presentar aunque sea solo una enmienda a los presupuestos del Consell. Eso tampoco es una garantía de que los vaya a apoyar. Su voto necesario, a diferencia de lo que sucede en el Parlament, no parece que vaya a ser un problema para el equipo de gobierno del PP. El veto de Abascal no afecta a las administraciones "menores". A veces, ser pequeños y pasar inadvertidos tiene alguna ventaja.