El Myotragus balearicus era un herbívoro de pequeñas dimensiones, de unos 50 centímetros de altura y entre 12 y 15 kilos de peso. Su comportamiento se asemejaba más al de una cabra, aunque realmente estaba emparentado con el género ovis, es decir, con las ovejas. El animal presentaba los ojos en posición frontal, en vez de estar situados en los lados de la cabeza, lo que le facilitaba una visión estereoscópica. La mandíbula inferior se caracteriza por los dos incisivos de crecimiento continuo, de los que estaba desprovisto en la superior. El resto de dientes eran molares y premolares que utilizaba para triturar la materia vegetal.
Era un herbívoro especialmente eficiente, un gran depredador de la vegetación, por lo que provocó un gran impacto sobre la vegetación y los sistemas naturales de Mallorca y Menorca antes de la llegada del hombre. Por otra parte, tenía unas patas relativamente cortas y poco flexibles, por lo que se caracterizaba por sus limitaciones en el movimiento. De hecho, el paleontólogo del IMEDEA, Josep Antoni Alcover, aseguró el pasado mes de febrero en una entrevista concedida a este rotativo que el Myotragus no corría ni saltaba, ni tampoco podía realizar movimientos rápidos en zig-zag.
Evolución
Los ancestros del Myotragus llegaron a Mallorca entre hace 5,3 y 5,7 millones de años, aunque aparentemente no alcanzaron Menorca hasta sobrevenidas las glaciaciones, hace unos 2,3 millones de años. El cambio más profundo en la línea evolutiva del animal se produjo a inicios del Plioceno Superior, hace unos 2,5 millones de años. Según Alcover, este cambio estuvo ligado a un cambio climático global que, en el ámbito mediterráneo, supuso pasar de unas condiciones subtropicales a un clima muy parecido al actual, con la sustitución de especies vegetales que motivó una transformación en la biología del Myotragus.
Una de las cuestiones más controvertidas es la causa de la extinción del Myotragus en Balears y si coincidió con el hombre. Alcover sostiene que probablemente los humanos llegaron a Mallorca y Menorca entre el 2.300 y 2.200 a.C. Las evidencias de la presencia del herbívoro se remontan a 3.600 a.C., aunque se desconoce el momento de su desaparición. No obstante, el científico del IMEDEA asegura que la única causa posible de dicha extinción debió ser que el Myotragus llegase a convivir con el hombre, que no llegó a domesticar al herbívoro. Más que la caza, Alcover se decanta por la introducción de enfermedades víricas de las cabras y las ovejas introducidas por el hombre como motivo de la extinción del animal, aunque es consciente de la falta de un registro arqueológico que lo demuestre. Unas dataciones radiocarbónicas obtenidas directamente sobre huesos de Myotragus en 2003 permitieron establecer que su extinción se produjo después de 3.970 a.C.
El Myotragus en Menorca
La primera referencia sobre la existencia del Myotragus en la Isla se debe al geólogo santlluïser Benito Mercadal Pons, que en 1959 dio a conocer el hallazgo de seis cornamentas y de un incisivo inferior característico del herbívoro en la Cova Murada, en el Barranc d'Algendar. En la misma comunicación escrita, Mercadal mencionó un nuevo depósito con restos de huesos de Myotragus en Calas Coves, aunque estaba parcialmente destruido por los efectos del mar.
Hace 50 años, Mercadal ya aseguró que "todo hace suponer que estos animales convivieron con los primeros pobladores de estas Islas y fueron exterminados por ellos". Otros lugares de la Isla donde se han localizado restos de la especie endémica son el Barranc de Binigaus, Barranc de Cala Galdana, Ciutadella, Ses Truqueries, Binidalí, Son Bou, Caleta d'en Gorrias, Es Colomer, Cova dels Estrangers, Illa de l'Aire y Llatzeret.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.